Oficina Nacional Marroqui de Turismo
Aqui puedes encontrara algunos consejos e Información que te serán de utilidad en tu viaje a Marruecos
Clima y estaciones
Venir en primavera
La gran ventaja de Marruecos son sus días soleados de excelente calidad la mayor parte del año. La primavera suele ser suave y agradable, en Agadir y Marrakech las temperaturas oscilan entre los 23 y los 26 °C. Con los árboles en flor y las cumbres de las montañas todavía nevadas, el paisaje se presta para hacer magníficas fotos.
Venir en verano
Las altas temperaturas del verano son más moderadas
en la costa gracias a la brisa marina. Sin contar el Gran
Atlas, en el Sur del país las temperaturas son muy elevadas,
con 38 °C de media. Es una buena ocasión para disfrutar del
frescor y del exquisito clima de la montaña en verano, como
por ejemplo, en el Valle de Ifrane (a 1650 metros de
altitud), con sus pastos, sotobosques y cascadas. En
Marruecos, siempre encontrará un clima adecuado en todas las
estaciones.
Venir en invierno
Con el clima oceánico y mediterráneo, la costa
tiene temperaturas suaves todo el año, pero en los relieves,
el invierno es frío y húmedo. Una buena oportunidad para
esquiar en el Medio Atlas cubierto de nieve mientras que al
mismo tiempo otros se estarán bañando en
Agadir.
Venir en otoño
La estación del descanso, las noches son más largas
y las temperaturas se suavizan en el interior. Aún no es
tiempo de lluvias invernales y sigue haciendo buen tiempo
para bañarse en el mar.
INFORMACIÓN GENERAL
Moneda, cambio y bancos
La unidad monetaria nacional de Marruecos es el dirham
(DH), que no tiene convertibilidad fuera del Reino; por lo
tanto, tendrá que saber dónde cambiar dinero y cuáles son las
formas de pago.
Importar y exportar moneda marroquí está totalmente
prohibido, en cambio, se pueden importar divisas extranjeras sin
restricciones. Presentando el resguardo del cambio, podrá
cambiar cualquier divisa internacional por dirhams.
Las oficinas de cambio de divisas están en los
aeropuertos, en algunos hoteles y en la mayoría de los bancos.
En ocasiones, podrían pedirle que presente el pasaporte para
realizar la transacción. No se olvide de cambiar los dirhams que
le sobren antes de abandonar el país. Esta operación se aplica
como máximo al 50% de la cantidad cambiada durante la estancia.
Consulte a su banco los lugares donde pueda retirar
dinero en efectivo con su tarjeta de crédito. En general, las
entidades bancarias de las grandes ciudades marroquíes suelen
disponer de cajeros automáticos. Cambie de dinero a medida que
lo vaya necesitando, la inmensa mayoría de las compras o
servicios se pagan en efectivo, después de la tradicional
negociación
Pasaporte, visado y embajadas
Es obligatorio estar en posesión de un pasaporte en
vigor. La necesidad de un visado depende del país de origen,
infórmese en las embajadas y consulados para que le orienten
antes de iniciar el viaje.
Para evitar cualquier percance al llegar a Marruecos,
compruebe que su pasaporte esté en vigor.
No se exige visado a los ciudadanos que procedan de la
Unión Europea, Suiza ni Canadá. Para todas las nacionalidades,
la duración máxima del viaje turístico no puede superar los 90
días.
Embajadas y consulados
Al preparar su viaje, anote la dirección de la embajada
o del consulado de su país en la región marroquí donde pernocte
porque tendrá que acudir a ellos en caso de extraviar su
documentación o en caso de que necesite todo tipo de consejos
(sanidad, seguridad, etcétera). Normalmente, todas las
delegaciones diplomáticas disponen de un número de teléfono para
emergencias solo en caso de urgencia necesidad au lieu de
urgencia. También en caso de urgencia, dispone de un servicio
social que le podrá ayudar.
Tipos de alojamiento
Gracias a la amplia variedad de tipos de alojamiento,
tendrá donde elegir. Tanto en cámpines de 5 estrellas , como en
albergues o riads, Tanto en camping como hotels de 5 estrellas,
en albergues o riads, existe una característica común: la
calidad en el trato.
Hoteles y riads
En las principales ciudades del país, las grandes
cadenas hoteleras occidentales están instaladas desde hace
tiempo. Además, existen muchos establecimientos de todas las
categorías que completan una oferta muy variada. En cualquier
caso, el buen trato y la comodidad estarán a la orden del día.
Sin olvidarnos de las riads, que son casas tradicionales con
patio interior convertidas en hoteles donde descubrirá lo mejor
de la forma de vida marroquí. En este país de tradiciones, la
hospitalidad sigue siendo un valor muy presente.
Estancias únicas
La hospitalidad marroquí se siente en el trato acogedor
que reciben los turistas tanto en albergues como en casas de
huéspedes. Ya sea en la ciudad como en el campo, este tipo de
alojamiento le permitirá conocer más en profundidad el tipo de
vida local. Los albergues o casas de huéspedes de austera
comodidad juegan con la baza de la autenticidad. Pernoctar una o
varias noches en una morada de estas características será una
experiencia inolvidable.
Acampar en Marruecos
Acampar en Marruecos es una experiencia única: tanto en
las zonas surfistas como en las playas salvajes y tranquilas, el
contacto con la población local siempre será acogedor. Existen
casi 90 zonas acondicionadas para acampar en todo el país, la
mayoría ubicadas en entornos naturales como playas, espacios
abiertos o sotobosques. En algunas podrá alquilar un bungaló o
dormir en la tradicional tienda de campaña y recuerde que todas
suelen disponer de pequeños restaurantes y tiendas de
ultramarinos.
Teléfono y comunicaciones
Teléfonos móviles, cabinas telefónicas, Internet,
correos, fax y telegramas... No tendrá problemas para permanecer
conectado durante su estancia.
La red de cabinas telefónicas se extiende hasta los
pueblos más recónditos y en las ciudades, encontrará multitud de
tiendas con teléfonos privados (funcionamiento con monedas), muy
fáciles de reconocer por su insignia. La mayoría de las
compañías operadoras de telefonía móvil tienen red propia, pero
es mejor que se informe antes de venir. Un consejo: compre
tarjetas telefónicas de prepago, pero tenga en cuenta que los
precios en los hoteles pueden ser más caros.
En la extensa red de oficinas de correos, podrá enviar
telegramas, paquetes o faxes desde cualquier parte. Si solo
desea enviar una tarjeta postal, encontrará sellos en los
quioscos, en los estancos y en la recepción de algunos hoteles.
Internet
Los cibercafés o tiendas Internet abundan en Marruecos,
sobre todo en las grandes ciudades. Por una módica cantidad, le
facilitarán un buen acceso a Internet.
Idioma y vocabulario básico
El árabe es la lengua que se habla en Marruecos, aunque
también se podrá comunicar en francés o en español en muchos
lugares.
Árabe clásico y dialectal
El árabe dialectal de Marruecos es el resultado de las
influencias históricas y culturales del país, por eso tiene
expresiones y palabras de origen bereber en el lenguaje
coloquial. Por otro lado, el árabe clásico es el más utilizado
en la Administración, los medios de comunicación, la justicia,
cultura, religión y también en política.
Lenguas extranjeras
Por su proximidad geográfica e historia, tanto el
español como el francés son idiomas muy conocidos por muchos
marroquíes. En Tánger, Tetuán o Chefchauén, muchas personas
dominan la lengua de Cervantes; mientras que el francés es el
primer idioma extranjero del país que se habla en todo el Reino.
Salud y seguridad
Marruecos es un destino fácil; en materia de higiene y
seguridad, viajar hasta aquí no supone mayores precauciones que
en su propio país.
Al viajar, el organismo puede volverse más delicado
mientras no se adapta. Lávese las manos con frecuencia, exija
que le abran las botellas de agua en su presencia y evite el
consumo de hielo. Como en todas partes del mundo, los percances
gástricos vienen provocados por el agua o los alimentos poco
cocidos o mal lavados.
Aunque Marruecos se haya comprometido firmemente en
progresar, el comportamiento moderno de los jóvenes no debe
suponer más familiaridad y menos respeto. Las relaciones
sociales deberán realizarse con la mente abierta y el respeto de
las costumbres y tradiciones.
Como en cada viaje, prepare y guarde fotocopias de toda
su documentación personal. Así mismo, tenga a mano una lista de
números de teléfono útiles para casos de emergencia como la
pérdida de una tarjeta de crédito. Siempre puede ser útil
conocer la dirección de las delegaciones diplomáticas de su
país, donde le podrán indicar, por ejemplo, a que profesionales
de la salud acudir. Respete los usos y por supuesto, las leyes y
normas en vigor.
Las normas de seguridad básicas son de sentido común,
es decir, procure esconder sus objetos de valor y su dinero,
guárdelos en los bolsillos más pegados al cuerpo. Aquí, la
seguridad de los turistas es una prioridad, tanto la vigilancia
de las fuerzas del orden como la severidad de las sanciones son
un sistema eficaz y muy disuasivo. Marruecos sabe cuidar de sus
huéspedes.
Horarios y días festivos
Para disfrutar de un viaje sin incidencias, consulte la
diferencia horaria con su país, infórmese del clima de la región
que vaya a visitar y de los días festivos.
Precisión horaria
A lo largo del año, la hora de Marruecos es la misma
que la del meridiano de Greenwich, es decir, la hora universal.
Cuando son las doce en París, son las once en Marruecos,
mientras que en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla es la
misma hora que en Madrid, es decir, dos horas más que en
Marruecos.
Los días festivos laicos están relacionados con la
historia política del país (como la Fiesta de la Independencia
el 18 de noviembre y la Fiesta del Trono el 31 de julio o bien
con las festividades de otros países (como el 1 de enero y el 1
de mayo). Durante estos días, casi todas las tiendas y los
restaurantes permanecen abiertos. Las fiestas religiosas, por su
parte, obedecen al calendario lunar y van cambiando en el tiempo
cada año. Son cinco: Primer Muharram (año nuevo), Mouloud
(nacimiento del profeta Mahoma), inicio del ramaḍān (Ramadán),
el Aïd es-Seghir (fin del Ramadán) y el Aïd el-Kébir (sacrificio
del profeta Abraham). El Ramadán es el noveno mes del calendario
musulmán y marca el inicio de la revelación del Corán al profeta
Mahoma. Los musulmanes ayunan todo ese mes desde la salida hasta
la puesta del sol, y de noche se reunen para celebrar fiestas.
Tenga en cuenta que los turistas no tienen obligación alguna
respecto al ayuno, pueden comer igual durante el día, pueden
bañarse y seguir con sus actividades normales. Las fiestas
populares que honran a los santos personajes se organizan todo
el año y en todas las regiones.
Cocina marroquí
Al igual que el propio país, la cocina marroquí es muy
rica en sabores, aromas y colores. Sus perfumes y combinaciones
de dulce y salado tienen fama mundial.
Un plato marroquí es una experiencia que influye en
todos los sentidos. Además del buen ambiente, se añaden los
perfúmenes del azafrán, del comino y del cilantro. Cada región
tiene sus propias especialidades, tradiciones y su hospitalidad.
Grandes clásicos
Podrá degustar el plato estrella internacionalmente: el
cuscús, o más bien los cuscús por ser tan numerosos y variados
según la época y la región. Podrá probar el sutil equilibrio
entre las especias y las deliciosas combinaciones de carnes y
verduras. Y cómo no, tendrá la oportunidad de catar el plato
marroquí por antonomasia: la pastilla. Una fina masa de hojaldre
que se combina deliciosamente con filetes de pichón en lonchas
con perejil, huevo duro, almendras y miel. El toque final es la
canela y el azúcar espolvoreado. ¡Un auténtico mundo de
sensaciones! El arte del hojaldre podrá encontrarlo también en
los briuat con carne picada de buey o pollo. Descubrirá sopas
como la harira, de lentejas y garbanzos. Y cómo no, le será
imposible resistirse a un suculento tajín, un guiso de carne,
ave o pescado, acompañado de verduras y frutos que se cocina
siguiendo la tradición, en el recipiente de barro cubierto que
le ha dado el nombre.
Postres y tés
Para acabar, la pastelería marroquí: crepes de miel y
semillas de sésamo, tartas de almendra o uvas pasas... Por
supuesto, el dulce en Marruecos se acompaña de un tradicional té
de menta...
CIUDADES
Marrakech
Más que una ciudad, Marrakech es una perla pulida
por la historia y el sabor de la hospitalidad que, desde
hace siglos, sabe recibir a sus visitantes con los brazos
abiertos.
Los jardines de Majorelle se parecen a una
colección de plantas traídas desde los cuatros rincones del
mundo, que florecen con profusión junto a estanques
elegantes y la villa de estilo Art decó. Las cenizas de Yves
Saint Laurent yacen en este lugar. Desde este rincón lleno
de encanto, puede tomar una de las numerosas calesas de la
ciudad que le llevará hasta el palmeral, de visita obligada.
Del mismo modo, puede visitar la Menara, uno de los lugares
más emblemáticos de Marrakech. Esta elegante edificación,
inconfundible por su cubierta de tejas verdes, está bañada
por un inmenso estanque. A este lugar acuden en familia los
habitantes de la ciudad para buscar un poco de frescura en
los días más calurosos del año.
A su regreso a la ciudad roja, podrá regalarse un
helado, un pastel o una bebida fresca en los
establecimientos del Gueliz, la parte moderna de Marrakech.
Tiendas de lujo, bancos, salones de té y terrazas de café:
la ciudad roja reconcilia pasado prestigioso y dinamismo
contemporáneo. Todas las facetas de Marrakech, una ciudad
llena de vida y de ardor, revelan su dinamismo. Visitas,
encuentros, paseos y recuerdos pintorescos no dejarán de
seducir al viajero. La única sombra en este bonito panorama:
la melancolía que acecha en el momento de partir. Sin
embargo, mejor soñar con regresar pronto para gozar
nuevamente con la suavidad de sus noches en las terrazas,
mientras una luna creciente se asoma a través de las
nubes...
Casablanca
La tradición arquitectónica de la capital económica
perdura con la inauguración, el 30 de agosto de 1993, de la
mezquita de Hassan II, una de las mezquitas más grandes del
mundo con sus 200 m de altura. La vida en la Casablanca
moderna es un reflejo del barrio trepidante de Mâarif. Esta
antigua zona pobre, situada al oeste del parque de la Liga
Árabe, se ha ido transformando poco a poco en uno de los
barrios más destacados de la ciudad. La juventud dorada
marroquí frecuenta sus calles llenas de comercios de lujo y
de establecimientos de moda, dominados por las torres
gemelas del Twin Center. Anfa, barrio chic de Casablanca,
también merece una visita. Más en el centro de la ciudad, el
bulevar de Mohammed V ha conservado sus soportales bajo los
cuales tiendas y restaurantes forman una alineación de casi
2 km.
Fez
La ciudad imperial es la capital de la cultura
tradicional de Marruecos. Sus magníficas madrazas son el
símbolo más destacado de que se trata de la cuna de la
sabiduría.
Escuelas
Una madraza es una escuela donde se enseña el Corán
y todas las asignaturas clásicas del conocimiento:
matemáticas, gramática, historia, astronomía, medicina... En
Marruecos y sobre todo en Fez, la función de la madraza
también consiste en acoger a estudiantes de otras regiones.
Normalmente, disponen de un patio central con una fuente.
Las clases se imparten bajo las ricas arcadas de los lados.
La universidad más antigua
La mezquita Karaouiyine es una de las más
impactantes de Marruecos. Allí se encuentra la universidad
considerada como la más antigua del mundo, fundada a
mediados del siglo IX, época durante la cual las materias
esenciales eran la teología, gramática y derecho coránico.
Enfrente, está la madraza El-Attarine, considerada como la
más hermosa de la medina.
El-Attarine
Los merinís construyeron esta obra de arte entre
1323 y 1325 con un patio interior magníficamente decorado.
Los muros están cubiertos de suras esculpidas en la madera o
el yeso. La fuente y sus columnas de mármol están adornadas
con azulejos.
Construida entre 1350 y 1357, es la más grande de
Fez. En la entrada, se pueden apreciar unas pesadas puertas
con hojas batientes de bronce labrado y se quedará
impresionado por la profusión de loza, el refinamiento de
los yesos y maderas esculpidas y sus estalactitas
cinceladas, denominadas mukarnas, características de la
arquitectura meriní. El patio, de ónice y mármol, está
cubierto por un tejadillo de tejas verdes típicas de Fez.
Tánger
Hoy en día, Tánger sigue teniendo un poderoso
encanto… Desde las antaño heréticas callejuelas del Zoco
Chico hasta las terrazas más vanguardistas que nunca
repletas de cafés.
Desde siempre, la medina de Tánger ha fascinado e
inspirado a artistas como Eugène Delacroix, Henri Matisse,
Paul Bowles, Tennessee Williams, Jean Genet... son solo
algunos de los muchos personajes que sucumbieron al encanto
de la plaza del Zoco Chico y de sus cafés, entre los que se
halla el famoso Tingis. Todo ello a pesar de su mala
reputación debido a los casinos y salas de baile que
poblaban antaño sus calles. Al Norte de la medina se
encuentra el antiguo palacio de Mendoub, construido en 1929,
que actualmente es un edificio destinado a acoger destacados
huéspedes extranjeros. Al extremo Sur se encuentra el museo
de la antigua Legación Americana, un edificio que alberga
numerosas pinturas y una de sus salas está íntegramente
dedicada al escritor americano Paul Bowles. Salimos de la
medina por la plaza del Zoco Grande, un lugar muy animado al
anochecer, que representa la transición hacia la ciudad
nueva.
Al Norte de la plaza del Zoco Grande, se encuentra
el parque de la Mendoubia, donde podremos dar un agradable
paseo. En él además podremos apreciar una higuera gigante y
un drago de 800 años de antigüedad. Al tomar la calle de la
Liberté, una de las arterias comerciales, llegamos a la
plaza de France. Aquí está el centro de la ciudad moderna,
con el célebre Grand Café de Paris y el hotel El Minzah,
frecuentados por grandes personalidades del arte y la
literatura a finales del siglo XIX y principios del XX. Es
un lugar que sigue estando de moda. A medida que nos
adentramos en la plaza de Faro, con sus cañones,
disfrutaremos de unas impresionantes vistas de la medina, el
puerto y la bahía de Tánger. En lo alto de los acantilados,
el mítico café Hafa se yergue sobre el estrecho de
Gibraltar.
Tetuán
Ciudad hispano-morisca llena de encanto, Tetuán
ofrece una mezcla de culturas sin dejar de lado su papel
como guardiana y escaparate de las más bellas tradiciones
La medina de Tetuán, y su entramado único de
callejuelas sombreadas, forma parte del Patrimonio mundial
de la humanidad de la Unesco. Su importante mellah (barrio
judío), bautizado como la pequeña Jerusalén, es el lugar más
animado al caer la noche. Aquí, los zocos están bien
delimitados y cada gremio ocupa un perímetro preciso. La
calle Tarafin, bordeada de joyerías, conduce a la plaza de
Hassán II y al Palacio Real, gran ejemplo de la arquitectura
hispano-morisca. Al oeste, la parte nueva de la ciudad nos
muestra su lado más moderno, El Ensanche. Sus pequeños
edificios de cinco plantas como máximo, con comercios en la
planta baja, se han construido bajo el protectorado español.
En la medina, se encuentra el Museo Arqueológico,
cerca de la puerta de Bab Tout, y el Museo de las Artes
Marroquíes, al lado de Bab El Oqla. El primero de ellos
exhibe mosaicos de gran belleza y una gran variedad de
artefactos de la época romana, tomados prestados del
asentamiento de
Lixus. El segundo, de contenido
etnológico, exhibe trajes tradicionales e instrumentos
musicales regionales. Cerca de este museo, la Escuela de
Artes y Oficios ofrece formación en todos los
oficios artesanales. El Instituto
Nacional de Bellas Artes, fundado en 1947 por Mariano
Bertuchi, pintor español, tiene la particularidad de
disponer, desde el 2000, de un departamento de enseñanza del
cómic. Desde el 2004, acoge la celebración del Festival
Internacional del Cómic.
Meknes
es una capital imperial atractiva donde la vida es
apacible. A pesar de la riqueza de su patrimonio histórico,
conserva la sencillez de sus orígenes.
En el siglo XVII, el sultán alauí Mulay Ismael
decidió hacer de Meknes una de las ciudades imperiales más
hermosas y poderosas de Marruecos. Aún hoy en día, está
protegida por unos cuarenta kilómetros de murallas, conserva
imponentes monumentos, entre ellos muchas mezquitas, de ahí
que se la llame la «ciudad de los cientos alminares». Entre
ellas, la Gran Mezquita, probablemente fundada en el siglo
XII, que destaca por sus puertas de hermosos tejadillos
esculpidos. Su medina y los vestigios del palacio real han
sido motivo para que Meknes fuese declarada Patrimonio
mundial de la UNESCO. La ciudad prospera imparablemente
gracias a los cultivos de la rica planicie del Saïs
(cereales, olivos y viñedos).
Considerada como una de las más bellas puertas del
mundo, Bab Mansour se construyó a principios del siglo
XVIII. Abre la ciudad imperial propiamente dicha, donde no
deja de ser curioso visitar el mausoleo del sultán. También
se puede meditar al borde del estanque del Agdal, un inmenso
depósito rectangular.
Meknes posee una de las medinas más concurridas de
Marruecos. La plaza de El-Hedime, situada justamente entre
la ciudad vieja y la parte imperial de la ciudad, alberga el
mercado cubierto que se anima al llegar el crepúsculo:
tragafuegos, cuentacuentos, adiestradores de animales y
saltimbanquis crean un ambiente diferente y singular.
El museo regional de etnografía, instalado en el
palacio Dar Jamaï, se articula armoniosamente en torno a un
espléndido jardín andalusí. Bordados con hilo de oro,
cerámica y joyas antiguas dan una idea exhaustiva del pasado
esplendoroso del Reino.
A 31 km al Norte de Meknes se extiende el
yacimiento arqueológico romano más grande de Marruecos:
Volúbilis. Arco de triunfo, capitolio, casa de Baco... todo
es testimonio de la fastuosidad de la ciudad y de su peso
económico y político. Sin olvidarnos de la conmovedora
delicadeza de sus mosaicos. Necesitará unas dos horas como
mínimo para descubrir este tesoro al aire libre.
Agadir
Es la estación balnearia más importante de
Marruecos, su playa de arena fina de 10 km y más de 300 días
de sol al año la avalan.
Un
clima milagroso, 300 días de sol como
mínimo al año y una larga playa de 10 km hacen que Agadir
sea el destino idóneo para pasar unas vacaciones balnearias.
Agadir es miembro del prestigioso Club de las Más bellas
Bahías del Mundo con un puerto deportivo que tiene cabida
para varios cientos de barcos de recreo.
Al borde del mar
La cornisa está acondicionada para dar largas
caminatas al borde del mar, un lugar de paseo apto para cada
momento del día. Desde ella se puede ver toda la bahía y en
el puerto la animación es constante, ¡no se lo pierda!
Antigua qaṣabah (casbas)
Destruida por un terremoto en 1960, la qaṣabah
(casbas) no conserva sus murallas almenadas; sin embargo, al
estar en altura se divisa desde ella toda la bahía, el
puerto y la ciudad nueva. Un placer para disfrutar en las
puestas de sol, cuando la luz va disminuyendo.
Nueva medina
Hacia el Sur del centro de la ciudad, existe un
lugar maravilloso por descubrir, la nueva medina,
reconstruida desde principios de los años 90 por el
arquitecto italiano Coco Polizzi. Urbanismo cuidado,
artesanía, restaurantes... todo un
logro, original y audaz en donde el alma marroquí todavía
subsiste. El zoco de las joyas y el café moro merecen una
visita.
Rabat
Océano, medina y casba los Oudayas hacen latir el
corazón de la capital marroquí.
La muralla de los andalusíes, hecha de adobe en el
siglo XVII, protege el Sur de la medina. La ciudad vieja
sorprende por su trazado rectilíneo, muy diferente de los
habituales laberintos de calles. Se puede acceder por la
puerta Bab El Had donde se instala el mercado los domingos.
Aquí empieza la calle Souika, la más grande y probablemente
la más concurrida de la medina. Con ella se llega a la Gran
Mezquita y acaba en el zoco Es Sebat, el mercado del
calzado, cubierto de esteras de caña donde rebosan cientos
de babuchas, artículos de marroquinería y artesanía, así
como joyas de oro y plata. Después viene la calle Consuls,
parcialmente cubierta de vidrieras, donde los artesanos
trabajan delante del público y fabrican
alfombras de lana de calidad, telas y cobre.
Subiendo hacia el Norte, nos acercamos a la puerta de los
Oudayas
Casba de los Oudayas
Un barrio fortificado que conserva los viejos
cañones colocados en un bastión. Su puerta, hermosa y
maciza, está completamente tallada y una de sus torres
alberga tres galerías de arte. Las fachadas blancas y azules
crean un ambiente muy mediterráneo. Sus calles adoquinadas
le llevarán a la mezquita El Atiqa, la más antigua de la
ciudad y después a la plataforma del antiguo semáforo. Tanto
desde aquí como desde la terraza del café Maure que hay al
lado, las vistas sobre Rabat, la ciudad vecina de Salé y el
encuentro del oued Bouregreg con el océano son sencillamente
espléndidas. Arriba de todo, el palacio de los Oudayas, que
en la actualidad alberga el museo nacional y conserva sus
ornamentaciones originales, muestras de sobriedad y
equilibrio.
El jardín andalus que tiene a sus
pies es un manso de paz plantado de árboles frutales,
adelfas y cascadas de buganvillas.
Puede solicitar cualquier información y ponerse en contacto con nosotros en los teléfonos 91 237 77 25 - 91 237 77 26 o a través del formulario de contacto